En respuesta a:
30 de noviembre de 2006, por Victor Montoya
Recordado comandante:
El 8 de octubre de 1967, después de librar tu último combate en el cañadón del Churo y caer a merced de tus enemigos, la pierna herida por un tiro y la garganta desgarrada por el asma, tu diario de campaña y otros documentos escritos con tu puño y letra, quedaron en poder de las Fuerzas Armadas. Es decir, pasaron de tu mochila de cuero a una caja de zapatos, que fue depositado como “secreto de Estado en el Alto Mando Militar Boliviano”; tu reloj Rolex, que te quitó un (...)